Cantera del mármol más blanco y puro, usado en la Alhambra
Macael (Almería)
Un sitio que nos sorprenderá por su fascinante orografía es el municipio almeriense de Macael, conocido como "la ciudad de oro blanco", un pequeño pueblo de apenas 6.000 habitantes donde en el siglo V a.C. los fenicios ya descubrieron el filón de un mármol blanco como la nieve que, hoy por hoy, sigue siendo el mármol más blanco que se conoce.
El mármol de este municipio es de tal prestigio que está repartido por el mundo entero. Ubicado a 87 km de Almería y a 155 de Granada, en la zona norte de la sierra de Los Filabres. Y aunque parece una larga distancia de una capital, bien merece una excursión. Al llegar, nos recibe un imponente rótulo entre dos columnas realizado con las distintas variedades del mármol de Macael. En él ya podemos observar la riqueza por la que esta localidad es conocida en el mundo entero.
Es un pueblo que debemos recorrer en coche debido a sus empinadas cuestas. Por sus calles, rotondas o plazas, hay monumentos y objetos que adornan el árido paisaje de una de las zonas más secas de España. Rodeando el cuartel de la Guardia Civil, por una calle muy estrecha podemos subir hasta el mirador de la Virgen del Rosario, patrona de Macael.
Es una imponente imagen en mármol blanco que reluce con el sol desde cualquier punto del término municipal de la localidad. Con el coche se llega hasta una pequeña zona de tierra donde comienza la subida de firme de pizarra. La cuesta hasta el mirador es bastante considerable, por lo que lo mejor es hacerla acompañados. Una vez arriba las vistas nos ofrecen una idea de la comarca del mármol, a lo lejos se observan distintas canteras, y en las proximidades del valle numerosas naves dedicadas a la explotación del "oro blanco".
Aunque los artesanos del mármol son una especie a extinción, no debemos dejar de visitar estos talleres, donde hay piezas realizadas a mano que son una verdadera maravilla. De cada una de estas piedras, los profesionales artesanos crean desde portarrollos para papel de cocina, morteros, figuras o relojes, pasando por armas realizadas enteras en mármol, con precios asequibles para llevarnos un recuerdo. Una vez que hemos pateado el municipio, llega el momento de visitar las canteras y observar en primera fila el mármol en su estado más salvaje.
A menos de dos kilómetros del pueblo en dirección a Tabernas, un desvío a la derecha señalizado nos introduce en las montañas recortadas y escarpadas por hombres y máquinas a lo largo de siglos. Lo más cómodo es ir recorriendo las diferentes canteras en coche y pararnos donde más nos llame la atención el paisaje. No hay problema para detenernos en cualquier lugar.
En la mayoría de canteras hay enormes piedras de mármol en bruto extraídas y preparadas para su transporte, conformando un espectáculo paisajístico. En días festivos también podemos transitar por los diferentes caminos y observar el mármol. En algunos lugares el terreno es un verdadero mosaico de cantos blancos brillantes que bien recuerda a la época de buscadores de oro en California en el siglo XIX.
La explotación de las canteras de forma permanente la iniciaron los musulmanes, sobre todo para estelas funerarias, tumbas o sarcófagos, que consideraban el mármol blanco pulido de Macael como un bien muy preciado y lo denominaban “al- mulaki”, (el real).
El sol refleja el intenso brillo del mármol blanco de Macael y produce un haz de luces en las canteras. Durante la rebelión morisca contra Felipe II iniciada en 1568, muchos habitantes moriscos huyeron a la Alpujarra. Las familias cristianas también se marcharon, lo que supuso el abandono de las canteras y el empobrecimiento total de Macael. El Real Consejo de Población de Granada ordenó que el municipio fuese repoblado con veintidós familias y las propiedades abandonadas se adjudicaron por sorteo a los nuevos habitantes en 1573. Con motivo del renacer económico en el s XIX y el aumento de la demanda de mármol, las canteras pasaron a ser el motor de la comarca.
A mediados de siglo se inició la mecanización de la elaboración del mármol y se instalaron las primeras fábricas. El último tercio del siglo XX y el principio del XXI ha sido la época de más actividad. En la actualidad, distintos productos sintéticos realizados con resinas han sido sustituyendo al mármol en la construcción. La producción lejos de resentirse se ha adaptado a los tiempos, y ahora las fábricas de mármol de Macael también trabajan el granito o los silestones como complementos, sin abandonar el mármol como base de su actividad.