Antigua mina de yeso reconvertida en atractivo turístico.
Seegrotte (Hinterbrühl, Austria)
Las entrañas de la tierra nunca dejan de sorprender. En Seegrotte, Austria, más de 800 metros de rectilíneas galerías recorren un sistema de cuevas subterráneas de lo que fue hace dos siglos una de las principales minas de yeso, y hoy el lago subterráneo más grande de Europa. En 1912, en una de las prospecciones para buscar nuevas zonas de donde extraer yeso como alternativa a las grutas ya agotadas, el subsuelo ”explotó” y brotaron más de 20 millones de litros de agua que inundaron la mina. En los años 30 se reabrió acondicionada como atracción turística, convirtiéndose en una de las mejores visitas que se pueden realizar desde Viena.
Durante la Segunda Guerra Mundial los alemanes confiscaron la mina, drenaron el agua y aprovecharon la infraestructura para instalar una fábrica secreta del H162, el primer avión de caza a reacción, en la que emplearon a más de 2.000 prisioneros de los campos de concentración. La instalación fue descubierta y bombardeada en 1944 y el propio Ejército alemán la destruyó por completo en 1945. Hoy, sus más de 250.000 visitantes al año disfrutan de una temperatura entre 9 y 12 grados en sus accesibles galerías, de un museo, de maquetas de las piezas de los aviones, de una capilla en honor a los mineros fallecidos y, los que no tienen problema de movilidad, de un paseo en barco por los 6.200 metros cuadrados de lago.
Diferentes turoperadores y agencias realizan visitas organizadas a la gruta. Algunos de ellos tienen autobuses con plataforma elevadora. En la mayoría de hoteles informan de esta excursión. Alquilar un coche es la forma más económica y más cómoda para realizar esta pequeña excursión. Austria tiene una estupenda red de autopistas y es económica para conducir.
La gasolina tiene un precio similar a España, incluso más bajo; alquilar un coche amplio con todo lujo de detalles para cuatro días puede estar por debajo de los 80 euros. Y no hay peajes. Sólo hay que adquirir una pegatina para el parabrisas por unos ocho euros que permite circular, durante diez días, ilimitadamente por toda la red de autopistas, que tiene el límite de velocidad en 130km/h. Seegrotte está separada de Viena solamente por 17 km. Una vez en la autopista se debe coger el desvío que lleva a Hinterbrühl y a su gruta, que pronto aparece en indicadores turísticos junto a las señales de tráfico.
En la explanada junto a la entrada de la gruta hay un aparcamiento reservado, justo a continuación de otros destinados a los autobuses. Es un lugar tranquilo, rodeado de colinas, con un pequeño riachuelo junto a la carretera y vegetación siempre verde. Ahí se ubican las taquillas, un bar y una tienda de recuerdos de la gruta. Tras adquirir las entradas acompañan a la puerta de acceso para incorporarse a un grupo, si bien se puede ir a su ritmo. Los guías hablan alemán o en inglés.
Comienza la visita por un estrecho túnel de ladrillos a lo largo de más de cuatrocientos metros, hasta que se llega a una zona en la que se pasa a unas dimensiones más acordes para la extracción del yeso.
El firme en todo el recorrido es compacto y cómodo para ir en silla. Tras recorrer unos 450 metros se llega a la sala donde los mineros almorzaban y reponían fuerzas y la gruta donde estaban los caballos ciegos que vivían dentro de la cueva y arrastraban el mineral hacia el exterior durante toda su vida útil, más de veinte años. En esta zona la temperatura es de doce grados, pero a partir de aquí ya son 9 grados constantes en cualquier época del año. En una de las cavidades hay un lugar sagrado, una capilla construida en honor a todos los trabajadores fallecidos a lo largo de la historia de la mina de Seegrotte. Siguiendo el recorrido se llega a las salas donde los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial fabricaron en secreto aviones de combate, en concreto el modelo Heinkel HE 162 (del que quedan restos oxidados), el primer avión de caza a reacción.
El ejército alemán se escondió en esta mina para fabricar aviones.
En una de las galerías inundadas se grabaron, en 1993, escenas de la película "Los tres mosqueteros" de Walt Disney. En el lago, aún está el llamativo barco que utilizaron para este rodaje. Para acondicionar la cueva en la época de la dominación nazi tuvieron que sacar todo el agua que inundó las galerías y, con enormes ventiladores, secar la humedad existente en el ambiente. Actualmente, debido a que sigue inundándose por la filtración de agua, deben bombear más de 50 mil litros diarios de agua, que son devueltos a la superficie para mantener el nivel del lago. Por las diferentes galerías que se pasa se puede escuchar el agua que cae dulcemente por las paredes o el goteo insignificante y a la vez insistente en alguna pequeña charca o laguna.
El final es un paseo en barco por el lago, para bajar hay escaleras. Las vistas más espectaculares del lago son desde las diferentes galerías.
La vuelta es por el mismo camino y se puede observar todo de nuevo.
El alojamiento elegido para este viaje fue el A&O Wien Hauptbahnhof, en Viena, de la cadena “Hostel Hotel” ubicado junto a la nueva estación. Las escaleras de la entrada principal se salvan con una plataforma que funciona con llave. En principio tiene un timbre para llamar cuando se necesita, pero lo mejor es solicitar una llave que facilitan en recepción bajo una fianza de 20 euros que se recupera cuando se devuelva la llave el día de salida.
Desde la parte de terraza que tiene el hotel en la planta baja se sale directamente a la calle de atrás, que es la principal de la zona, sin ningún escalón ni barrera. Todo el hotel es muy amplio: zona de estar, cafetería, pasillos, puertas... y cuenta con dos grandes ascensores. Las habitaciones están pensadas para familias. Son muy amplias y cómodas. Tienen dos camas y dos literas, algo fenomenal si viajamos con niños, que además se alojan dos gratis siempre que sean menores de 16 años. El precio es de los más asequibles de Viena, (en esta ciudad los hoteles suelen ser muy caros) y tiene desayuno buffet bastante completo por 6 euros (los niños pagan 3). Está relativamente cerca del centro, y tiene transporte público accesible a pocos metros.
El "Hostel AO Wien" tiene aparcamiento privado junto a la entrada que se paga aparte.
Aquí podéis ver más fotos del hotel, precios, ubicación, disponibilidad, características y hasta reservar.