Desde la ciudad herculina hasta el cabo de Fisterra y más allá
In memoriam Juanjo Gallo, que nos descubrió este recorrido
Se dice que de Madrid al cielo, pues de La Coruña al fin del mundo, o lo que es lo mismo, a Finisterre (Fisterra en gallego). El inicio del recorrido pasa por localidades próximas a la capital, por lo que seguiremos por la carretera AC552 hasta unos dos kilómetros antes de llegar a Baio. Ahí se encuentra la ruta de los dólmenes, una zona muy interesante, los caminos son senderos angostos y en algunos tramos ni siquiera hay senda marcada.
As Torres do Allo
La primera parada será a dos kilómetros de Baio, en el pazo das Torres do Allo, que acoge el centro de interpretación de los pazos. Tiene dos plantas (ambas visitables), en cuyo interior se puede conocer más a fondo la historia del edificio y su uso en épocas pasadas.
Batanes de Mosquetín
Continuando por la AC552 y tras pasar Baio, hay que estar pendientes a la indicación a la derecha que lleva a los Batanes de Mosquetín. Por una pista estrecha se llega a un paraje precioso. Rodeados de árboles junto al río, hay un conjunto de varios molinos y tres batanes. Los molinos, para el trigo, y los batanes para "mallar" el lino y prepararlo para la industria textil. En una de las casas junto a la carretera están los cuidadores del molino, ellos abrirán la puerta y lo mostrarán. A través de una pasarela de madera y unas rampas de losas de pizarra se accede al interior de uno de estos molinos. La tranquilidad y la paz que se encuentran en este lugar no tiene precio.
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Castillo de Vimianzo
Tras la visita, el siguiente destino es Vimianzo. Justo a la entrada de la localidad se levanta el castillo. Para acceder a él hay una rampa empinada rampa que lleva al puente de la entrada. A través de un suelo de losas o empedrado se puede hacer un recorrido por el exterior y acceder al patio de la fortificación.
Desde ahí es posible visitar parte de la primera planta, donde hay una muestra permanente de artesanía, y recorrer sus almenas y la torre. En ocasiones en este patio se sitúan las conocidas "palilleiras" elaborando sus encajes.
Finisterre
El recorrido continuúa en dirección a Fisterra con la intención de conocer el cabo más occidental de España para los romanos. Antes de llegar al faro se encuentra con la pequeña iglesia de santa María das Areas, junto a la que caminaba este curioso chucho preparado con el paraguas por si la lluvia hacía acto de presencia.
Un poco más adelante se llega a la explanada que da vista al faro. Al acercarse al edificio da la sensación de que la tierra se acaba, pasando junto a profundos acantilados en los que baten las olas. Entre las rocas esta el monumento al peregrino, donde dice la tradición que se deben quemar las ropas al sol poniente.
Cascada del Ézaro
Después de ver "el fin del mundo", la carretera vuelve hacia la localidad de Cee, pues aún quedan sorpresas en este recorrido. En dirección hacia el sur está Ézaro. Allí desemboca el río Xallas en una cascada justo a la ría. Su cauce está controlado por una presa y para poder verla hay que estar pendientes de las fechas y horarios de apertura. Los hay en horario diurno y nocturno, y el espectáculo es memorable. Desde el mirador de Ézaro hay unas vistas impresionantes sobre la ría y, en días claros, del cabo de Finisterre. También se puede subir hasta la primera presa.
Hórreo de Carnota
Por último, en la localidad de Carnota se encuentran algunos de los hórreos más grandes de Galicia. En otras épocas eran edificaciones de carácter rural y con destino al secado del maíz y otros elementos agrícolas; ahora cumplen más una función decorativa y, como en este caso, forman parte del patrimonio cultural.