Por la vía verde del Tajuña
Arganda del Rey (Madrid)
Cerca de Madrid capital, bien comunicada con el metro, se encuentra la vía verde del Tajuña.
Este lugar fue elegido por la Fundación de Ferrocarriles Españoles para llevar a cabo una experiencia sobre contaminación cero y de paso, promocionar las vías verdes y potenciar la actividad física en estos espacios.Recordemos que las vías verdes surgen de abandono de determinadas líneas de ferrocarril y su adecuación como lugares de ocio, de paseo, de deporte. Y pretenden que sean inclusivas, pues sus trazados suelen ser poco accidentados y utilizables por una enorme disparidad de usuarios. Así, durante nuestra visita, pudimos ver sobre todo a ciclistas, pero también patinadores, numerosos peatones, algunas madres con sus carritos de bebé y personas con movilidad reducida.
Partimos de la estación de metro de Puerta de Arganda (en el barrio de Vicálvaro) y desde allí en poco más de 15 minutos nos encontramos en la localidad de Arganda del Rey. Los ascensores son aptos para entrar con la silla de ruedas y la handbike enganchada, pero no sobra espacio. Para subir a los vagones hay menos dificultad que con la silla de ruedas, ya que la rueda de la handbike salva perfectamente el hueco entre el andén y el vagón. Una vez dentro disponemos de espacio suficiente para colocarnos e ir sujetos.
Durante el trayecto pudimos ver una de la laguna del Campillo y pasar por una zona boscosa al atravesar el río Jarama. Y a la llegada contamos con la colaboración del personal del Metro, pendientes de ayudarnos a pasar por las puertas de salida.
Desde la terminal del metro debemos continuar por la calle de la Estación hasta llegar a la Avenida del Ejército, con pendiente a favor, hasta llegar a una gran rotonda donde comienza el carril bici que se une a la vía verde. El comienzo tiene un repecho que hay que tomarse con tranquilidad, al que le sigue un descenso justo bajo el hospital del Sureste, donde ya estamos en el trazado de la Vía Verde del Tajuña.
A partir de aquí, con un firme excepcionalmente conservado, seguimos el antiguo trazado del tren y vamos ascendiendo lenta pero inexorablemente a lo largo de unos 8 km. Nos encontramos con alguna recta interminable y, tras pasar por debajo de la A3 (Autovía del Este), el ascenso se hace cada vez más patente, sin un mínimo espacio para recuperar energías. Cada uno se marcó su ritmo, pues la cuestión era ir parando cuando se requiriese para llegar hasta una pequeña zona de descanso en la que tomaríamos un pequeño refrigerio para reponer fuerzas, mientras comentábamos los pormenores de la visita.
Esta zona de descanso tiene varias mesas en las que poder tomar un aperitivo y descansar, si bien no dispone de un acceso para usuarios de silla de ruedas. De ello tomaron buena nota y se pidió a los de mantenimiento que subsanasen este pequeño inconveniente.
A unos 300 metros de este lugar se encuentra uno de los puentes de hierro sobre los que discurría la vía férrea y que salvaba un pequeño arroyo. Y continuando el recorrido se llega hasta una enorme cementera en la que dimos por finalizado el ascenso.
A partir de ahí, comienza un largo descenso hasta la localidad de Morata de Tajuña, Perales de Tajuña y una bifurcación hacia Ambite o Estremera. En la localidad de Ambite disponen de handbikes que Sanitas donó para el uso gratuito de quienes quieran disfrutar de un rato de libertad. Pero esto lo dejamos para otro día.
El regreso desde la cementera, a algo más de 8 km de Arganda del Rey es casi todo en descenso. Como nos encontramos a una altitud considerable, las vistas también lo son. Desde allí pudimos ver la ciudad de Madrid, con sus inconfundibles Cuatro Torres, los mayores rascacielos de la capital.
La dificultad más reseñable a la vuelta está justo por debajo del hospital del Sureste, donde nos encontramos con una rampa bastante empinada y que nos obligará a descansar varias veces para superarla. Luego habrá que pasar de nuevo por la avenida del Ejército, ahora también con pendiente en contra, hasta encontrarnos en la estación de metro de Arganda.