Recorrido por los castillos de este río francés.
(Valle del Loira, Francia)
Viajar por Francia en busca de castillos es un espectáculo para los sentidos. Imaginarse en la época de los tres mosqueteros, del rey Sol y del poderío galo en los siglos XVI, XVII y XVIII es todo uno al adentrarse en la tierra de los palacios.
En el Valle del río Loira, Patrimonio Mundial de la Unesco, de 280 km de largo y con más de 800 km² de extensión, encontramos los castillos más espectaculares que podemos imaginar. Junto a ellos, además de la construcción meramente dicha, veremos espléndidos jardines para el disfrute de los nobles en aquella época y de los turistas actuales. El interior de muchos es accesible para viajeros en silla de ruedas; algunos en su planta baja; otros, inaccesibles casi en su totalidad; y en todos ellos podremos hacer un recorrido entre bellos jardines por sus alrededores, desde donde tomar alguna fotografía para el recuerdo.
Para visitarlos necesitaremos varios días. Lo mejor es ir en coche y, o buscar varios sitios donde hospedarnos, o hacer centro cerca de Blois. Nosotros elegimos, y desde luego recomendamos, el Hotel La Renaudiere, a 500m de Chenonceau, una casa del s. XVIII ubicada en una hectárea de parque con árboles de más de 200 años. Junto al jardín tiene una zona con habitación accesible con las mismas comodidades que las habitaciones de la casa principal. Tiene aparcamiento privado gratuito.
Desde allí comenzamos nuestro recorrido por el castillo de Chenonceau, uno de los más visitados del Loira, que fue diseñado, protegido, cuidado, administrado y ocupado por mujeres, de ahí su gran belleza. Al monumento se accede, una vez pagada la entrada (11€ en 2013), por un exuberante paseo sin asfaltar entre árboles muy altos. A través de una rampa se llega a la planta inferior que es accesible a personas con movilidad reducida, donde poder disfrutar de la elegante decoración interior y de unas preciosas vistas sobre el río Cher que discurre bajo el palacio. También son accesibles los jardines y el museo de cera. Hay aparcamientos reservados y aseos.
El castillo de Cheverny, de propiedad privada y una de las joyas de la región central del Valle del Loira, es en el que se inspiró Hergé para ilustrar los tebeos de Tintín. Su interior no es accesible en silla de ruedas, por lo que nos limitamos a recorrer sus cuidados jardines, donde hay una perrera con unos 90 perros destinados a la montería.
El castillo de Chambord, considerado el más grandes y más majestuoso de los castillos del Loira (llamativo por las 365 chimeneas, las 440 estancias, las 14 escaleras o los 800 capiteles), fue ordenado construir como pabellón de caza por Francisco I. En él se puede ver la magnificencia de sus señores simplemente al visitar su dormitorio. Los espacios accesibles a personas con movilidad reducida son recepción, taquilla, planta baja de la torre del homenaje y sus salas, sala audiovisual, sala de carruajes, sala de depósitos lapidarios y el gran parterre del castillo. Dispone de aseos y de tienda, también accesibles. Sus mil hectáreas de bosque abiertas al público, son un sitio idílico para pasear y perderse entre árboles, plantas y flores únicas junto a animales que viven en libertad.
Otro castillo del Valle del Loira que debemos visitar es el Real de Blois, residencia de varios reyes de Francia y donde Juana de Arco fue bendecida. En la gran plaza central, adoquinada, hay rampas de acceso a la planta baja. Desde el exterior se puede observar la famosa escalera renacentista de Francisco I. En este castillo se realiza un espectáculo de luz y sonido proyectado sobre su arquitectura algunas noches del año. También el de Azay-le-Rideau, construido en una isla de uno de los afluentes del Loira. Sólo es accesible en sus jardines y se pueden hacer recorridos junto al río. Cuidado con los horarios, nosotros llegamos cuando estaba cerrado.
Muy cerca del castillo de Chenonceau, podemos visitar el de Amboise, colgado prácticamente sobre una de las paredes que dan al río y en una de cuyas capillas yace Leonardo da Vinci. Podemos acceder a las terrazas del castillo que dan acceso al edificio real, a la capilla de San Humberto (tumba de Leonardo da Vinci) y a los jardines. Para entrar en la planta baja hay que ir por el patio. Continuamos la visita por el primer piso al que llegamos desde el jardín por una escalera recta con algunos escalones salvados por una rampa plegable. En esta planta podemos observar la escalera de caracol del siglo XIX que da acceso a la segunda planta, que no tiene recorrido alternativo. Si no queremos acceder al castillo, nos podemos conformar con verlo desde el otro lado del puente sobre el Loira, donde hay un jardín con una estatua de Leonardo da Vinci, con amplias zonas verdes donde pasear y muchos espacios habilitados para comer. Como hicimos nosotros, podemos calcular el paso por Amboise a la hora de la comida. En el pueblo hay supermercados donde comprar alimentos.
Una vez que dejamos el Valle del Loira en nuestro recorrido de regreso hacia España nos encontramos con otros castillos de belleza nada despreciable. Uno de ellos es el de Rochechouart, totalmente accesible a personas con movilidad reducida. Se accedía a su interior a través de un puente levadizo, actualmente es un puente de madera fijo, por el que se llega a un gran patio central, rodeado de arcadas. Acoge en su interior el Museo Departamental de arte contemporáneo.
Otro es el castillo de Coussac-Bonneval, en la ruta Ricardo Corazón de León, en el que se celebra cada agosto un célebre espectáculo de luz y sonido sobre el asedio al mismo en el que murió el noble que le da nombre.
En la región de Auvernia, encontramos el de Villeneuve-Lembron, edificado en la Edad Media y reformado en el siglo XVII. Curioso por sus torres cilíndricas, la visita al patio y planta baja del castillo es accesible con ayuda, además de gratuita para personas con discapacidad y acompañante.
Siguiendo hacia el sur llegamos a Conques, una verdadera joya de la Edad Media en Francia excepcionalmente conservada. Recorrer sus calles empedradas y con pendientes, nos llevará de regreso a un mundo medieval, en el que poder visitar su abadía de la Santa Fe (se accede en silla de ruedas por el lado norte, izquierda de la iglesia) y su claustro, por el este de la iglesia. Existen visitas guiadas.
Cerca de la frontera con Andorra, por los Pirineos, podemos ver el castillo de Foix, otra fortaleza medieval que se sitúa en una roca inexpugnable en aquellos momentos. Son visibles desde lejos sus tres torres, una de ellas cilíndrica, que protegían a los habitantes del pueblo, también con algunas calles y plazas medievales bien conservadas.
Estos son los castillos que nosotros seleccionamos y visitamos en nuestro recorrido por Francia y especialmente por el Valle del Loira. Además de estos, que calificaríamos de imprescindibles, si vuestro viaje dura más días no os olvidéis que hay otros no menos espectaculares como el de Sully-sur-Loire que es el castillo que está más al este del recorrido y marca el inicio de la zona declarada Patrimonio Mundial de la UNESCO; el de Chaumont , que ubicado en el margen izquierda del río fue cambiado por la viuda de Enrique II por el de Chenonceau; el de Valençay, que fue un regalo de Napoleón a Talleyrand; el de Langeais, con un puente levadizo de acceso impresionante; el Clos Lucé donde vivió Leonardo da Vinci durante los tres últimos años de su vida; el castillo de Villandry, que es el último gran castillo construido en el Valle del Loira y el que tiene los jardines más espectaculares; o el de Loches , que en sus orígenes fue una aldea.
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