Paseo hasta la illa Fillaboa
Salvaterra do Miño (Pontevedra)
Al sur de Pontevedra, en la localidad de Salvaterra do Miño, junto al caudaloso río gallego, encontramos un paseo que nos lleva por la margen derecha hasta la illa Fillaboa. A este lado España y al otro Portugal, separados por las tranquilas aguas del río, con sus peces característicos, la vegetación de ribera y las aves que se observan por doquier.
Para comenzar el recorrido se puede dejar el coche en un aparcamiento gratuito junto al parque da Canuda un gran espacio arbolado, con zona infantil y de paseo.
Cerca del carril bici hay una enorme escultura de 16 m de longitud del esqueleto de una lamprea gigante, pez de río de gran tradición pesquera en la comunidad.
Junto a ella sigue el paseo al lado del río, donde poder observar los movimientos de los peces o las aves sobrevolando el padre de los ríos gallegos o posados en alguna roca, hasta que se acaba la zona de asfalto urbano y comienza el camino de tierra que nos llevará a la illa Fillaboa.
Se pasa por un breve túnel de cipreses junto a la estación de la depuradora municipal y se llega en una arboleda de gran altura, que en otoño permite ver el río y los rayos del sol y en verano da la sombra necesaria.
A lo largo de este recorrido hay bancos donde pararse a contemplar el paisaje y pasarelas de madera (alguna con tela metálica en el suelo para evitar resbalones) que salvan pequeños obstáculos y por donde se van sucediendo diferentes tipos de árboles y arbustos y algún que otro indicador.
Y setas, buscadas justo tras las lluvias otoñales. O los líquenes creciendo sobre la madera.
Y árboles a ambos lados que casi cierran el paso al camino.
Conforme la isla está más cerca, el gran río se aleja y nos quedamos con un brazo menos caudaloso que llega justo hasta la desembocadura de uno de sus afluentes, el Teo.
Por esta zona, cuando baja el nivel del agua, se puede cruzar andando hasta la Illa Fillaboa. Desde esta zona se proyectó una pasarela para unir tierra firme con la isla y poder recorrer este espacio protegido, proyecto no se llegó a ejecutar y que ahora, desde el concello, están de nuevo viendo su viabilidad.
Para los futuros visitantes, se construyó un pequeño edificio que haría las veces de centro de interpretación de la naturaleza, que está cerrado y sin ninguna utilidad.
Continuando el paseo junto al río Tea, a escasos 500 metros se encuentra el puente medieval de Fillaboa, que merece la pena dedicarle unos minutos, con sus cuatro arcos que deja pasar las aguas y así llegar al Miño y dar origen a esta que acabamos de dejar atrás.