El mayor humedal por desbordamiento de la Meseta
Tablas de Daimiel (Ciudad Real)
El Parque Natural de Las Tablas de Daimiel, Ciudad Real, es un buen sitio para pasear y disfrutar de la naturaleza en su máximo esplendor. Sus recorridos accesibles sobre el humedal nos sumergen en el ecosistema denominado tablas fluviales, que se formó por el desbordamiento de la confluencia de los ríos Cigüela y Guadiana, favorecidos por la escasez de pendiente.
Cómo llegar
Para la visita, lo mejor es ir hasta el centro de visitantes ubicado a siete kilómetros del municipio de Daimiel y, desde allí, realizar los recorridos por los tres itinerarios peatonales: el de la laguna permanente, de 800 metros; el de la Isla del Pan, de 2.000 metros y el de Prado Ancho de 1.500 metros. Los tres se pueden hacer en silla de ruedas, aunque en algunas subidas quizás necesitaremos algo de ayuda.
Una gran variedad de aves acuáticas pueblan Las Tablas. Entre las más adaptadas al agua se encuentran el somormujo lavanco, el zampullín común y el zampullín cuellinegro. Garzas, garcillas, martinetes y todo tipo de anátidas ibéricas se pueden observar, dependiendo de la época en que visitemos el parque.
Entre la flora, las plantas acuáticas son el sustrato básico de Las Tablas de Daimiel, y los únicos árboles presentes son los tarayes. Es conveniente llevar prismáticos y hacer los recorridos en grupos pequeños o en solitario porque el silencio es fundamental para avistar los animales.
En el centro de visitantes informan que, la mejor hora para visitar el parque es a primera hora del día o a última de la tarde, cuando hay más facilidad de ver la fauna.
Y con respecto a la época de año, la primavera es la más idónea. Este año, debido a las constantes lluvias del otoño y del invierno Las Tablas están al 100% de su capacidad, algo que no sucedía desde 1985, lo que todavía embellece más este paraje natural.
Para comenzar la visita nos dirigimos a la zona roja que inicia el camino hacia el recorrido amarillo, que es el realmente accesible.
En la zona de tierra encontraremos unos montones de piedras con estructura cilíndrica que se conoce con el nombre de majanos.
Seguimos el camino por las pasarelas de madera con el agua a escasos centímetros de nuestras ruedas.
Hay dos miradores, caminos de ida y vuelta y una bajada hasta el bosque de tarayes que recomendamos.
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